Dali Guerrero

SABER CERRAR

Lunes 22 de diciembre de 2025

Los ciclos en el futbol, como en todo, siempre llegan a su fin. Algunos se cierran de manera natural, otros casi sin hacer ruido; y hay unos que, como el de Javier Aquino con Tigres, invitan a detenerse y pensar un poco más. No tanto por la decisión en sí, sino por lo que significa ponerle punto final a una etapa que dejó huella en el club.

Desde lo deportivo, la salida de Aquino no resulta extraña. El tiempo pasa, los equipos cambian y las decisiones suelen tomarse pensando en lo que viene. Tigres no es la excepción. Aun así, cuando se trata de un jugador que fue parte importante de la época más exitosa de la institución, el tema va más allá de los minutos jugados o del rol dentro del campo.

El lateral derecho fue un futbolista que supo adaptarse. Entendió distintos momentos del equipo y asumió liderazgo. Una década en un club como Tigres habla tanto de su profesionalismo como de la estabilidad que el proyecto auriazul logró construir durante esos años.

Por eso, su salida deja una sensación particular. No tanto de sorpresa, sino de reflexión sobre la forma en la que se cierran los ciclos. No se trata de grandes despedidas ni homenajes, sino de mantener coherencia con la identidad que un club dice representar. Al final, las instituciones no solo se miden por los títulos, sino también por cómo acompañan a quienes fueron parte de su historia.

El conjunto universitario atraviesa hoy en día un momento de transición. Llegan nuevas caras, se asumen nuevas responsabilidades y la exigencia sigue siendo la misma. En ese camino, es normal que algunos nombres queden atrás. El reto está en encontrar el equilibrio entre renovar y reconocer, entre mirar al futuro sin olvidar lo construido.

La historia reciente del club está llena de jugadores que marcaron una era. Cerrar bien esos capítulos no es una obligación, pero sí una oportunidad para reforzar la idea de que el proyecto va más allá de la cancha.

Javier Aquino ya no será parte del día a día de Tigres, pero su nombre quedó ligado a uno de los periodos más importantes del club. Entender que despedirse bien también es parte del crecimiento, es una de las lecciones que dejan este tipo de momentos.

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Dali Guerrero