Huele a carne asada 

01 - mayo - 2019

Mientras algunos dueños y directivos de equipos ya están arrastrando el lápiz, de cara al siguiente torneo, acá unos cuantos más siguen emocionados con la Liguilla en puerta.

Claro, el diseño de lo que será la próxima puede esperar un poco.

Dos más, los de los equipos regios, emocionados con esta Final de la Concachafa que se juega este miércoles 1 de mayo por la noche.

La ciudad de las montañas, el Valle de Extremadura donde los Del Canto, Carvajal y De Montemayor fundaron junto a los Ojos de Agua de Santa Lucía el ombligo de lo que hoy es esta metrópoli, huele a carne asada.

Los de la San Juan y la Ramos está bien tristes, porque nomás vendieron entre las dos 347 toneladas de vacas destazadas...

¿Qué habrá en ese partido? Orita le digo...

Le contaba que unos ya están planeando qué rayos hacer, qué vender o qué comprar para el siguiente torneo. Otros dependerán de algunas circunstancias.

Hay un caso donde dependerá mucho de lo que pueda pasar en el partido entre los Tigres y Rayados.

Si no son campeones de la Conca y/o de la Liga, un entrenador y todo su cuerpo técnico y hasta la directiva va a tener que buscar chamba para este verano que ya asoma la nariz, ahí a la vuelta de la esquina.

Claro que hablo de los albiazules. En San Nicolás no pasa nada. Tuca es el mero Capo di tutti cappi y ahí nomás sus chicharrones truenan. 

Digamos que si no entregan buenas cuentas (entiéndase por lo menos una copa), le van a tener que rumbar y a otra cosa, sinforosa. Duilio y todo su séquito incluido.

Y no me hagas mucho caso, pero Luismi y Vuce regresarían a la ciudad y no precisamente a hacer programas de radio.

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Para este Clásico que define al campeón de América y el Caribe se espera que por lo menos lo tomen muy en serio, no como un Clásico cualquiera.

La raza rayada espera que los jugadores no se hayan olvidado de la humillación que les hicieron y saquen la casta y el orgullo para cobrar la cuenta pendiente. 

Que dejen de facilitar el domo de acero para fiestas ajenas y celebren algo propio.

Que jueguen como en sus mejores momentos y no sólo cuando la inspiración les llega.

Que puedan avasallar a su rival e imponer las condiciones de cómo, cuándo y dónde quiero que se juegue el balón. No soltarlo y ceder la iniciativa al rival porque te puede hacer talco. 

La raza felina espera que Tigres juegue bien, como suele hacerlo en cancha ajena, sin prejuicios, ni complejos. 

Pero el Monterrey tiene la palabra. Tiene oportunidad de ir a otro Mundial de Clubes --no sé para qué, pero podrían ir-- porque ganar una copa de este tipo y guardarla en la vitrina no sirve de mucho. En la mente y en el corazón quedan los partidos; lo que hiciste o dejaste de hacer.

Las copas son de metal, los recuerdos siguen vivos.

Las actuaciones de los futbolistas, para bien o para mal, no se olvidan. No debe olvidarlos la raza. Jamás. 

Por eso... deben tomar muy en serio este partido si quieren vivir en el recuerdo de la raza en forma positiva. 

De lo contrario... un resultado adverso podría tener tintes de verdadera tragedia griega.

Ojalá que no...