JUEVES 25 ABRIL, 2024

Sin memoria 

Jueves 22 de agosto de 2019

Una noche estaba en el palco de prensa del Universitario, viendo el partido al lado de mi amigo Osvaldo Batocletti. En una jugada de ataque felino, llega raudo aquel brasileño de nombre Aílton y pega un zapatazo de volea a unos cuantos metros del arco a un balón que fue a parar creo que al estacionamiento de Rectoría.

- Uuufff, ¡¡¡qué bueno que no la metió esa!!!... si la mete, iba a querer que le hicieran una estatua en la Macro --dijo Bato, con ese humor sarcástico-irónico tan regio, que ya había adquirido.

Hace algunas semanas me acordé de eso... y pensé: 

- Pues Aílton no, pero Gignac, sí. No en la Macro, pero ¿qué tal en el estadio?

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Por alguna razón, la raza es de corta memoria...

Hoy rinden reconocimiento a jugadores como a Suazo o Gignac - merecidamente, debo decirlo- pero dejan en el fondo del costal, para el olvido, a tremendos jugadores que les antecedieron en equipos como Tigres y Rayados.

Como que, si no los viste, ni en video, te vale mami... no existen. Eso es una falta de respeto para ellos y la historia de tu club.

El tono de esta polémica creció hace unas semanas cuando su pusieron a comparar a Boy y Gignac. 

¿Pues no que son incomparables?...

Como uno hizo un gol más que el otro, los directivos decidieron anunciar que le harán una estatua.

Y qué bueno. Merecido se tiene el galo el reconocimiento, pero ¿una estatua?... Digo, una estatua se le rinde a Gonzalitos, a Colón, a Carvajal y de la Cueva, a don Alfonso Reyes o a Bernardo, a don Diego de Montemayor o al general Zaragoza... no a un futbolista por meter 105 goles, pero... bueno. 

A muchos puede parecerles rastrero, excesivo, homenajear a alguien por hacer su trabajo.

No he sabido de ningún trabajador de Cervecería, por ejemplo, que le hayan hecho una por laborar ininterrumpidamente durante 50 años, cumpliendo con su responsabilidad de trabajar todos los días. A Gignac, por hacer su chamba, sí. 

Si usted no es francés, ni futbolista, ni lo sueñe. 

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En Monterrey ha habido tantos buenos y excelentes futbolistas que nos olvidamos de ellos, a pesar de todo lo que dieron a sus clubes.

Voy a recordar algunos ejes de ataque de Tigres. Unos muy buenos, otros excelentes, otros regulares y otros francamente malitos. Petardos, pues.

De los mejores que yo recuerdo a un José Luis Puente Suárez, ariete que ascendió con la franquicia universitaria; luego vendrían otros delanteros muy buenos como Mantegazza y Geraldo Goncálvez. Hubo algunos troncos, de aquellos que se acostumbraba a comprar para hacer negocio, tipo Binha, Laúca o el paraguayo Félix Torres, Omar Mendiburu, Luis Fernández, Sergio Ceballos, entre otros…. 

En su momento, estuvieron acá dos de los mejores arietes que ha tenido este país, Juan Manuel El Abuelo Azuara y Alfredo Jiménez, "El Hijo del General", tremendos artilleros que hicieron historia y nunca han recibido ese reconocimiento que se merecen.

Ya luego llegaron otros atacantes a los felinos como José de Jesús Aceves, Ricardo Diablo Márquez, poco antes, Ricardo Castro y muchos más. 

Un caso curioso fue el de Sergio Almaguer, un chavo que era de las Básicas de Tigres, nunca lo pelaron, se los llevó don Alfonso Portugal al Ángeles de Puebla, junto con un fino volante con nombre de corrido: Gerardo González y tras sorprender con sus goles, lo compró Tigres en un millón de pesos, la compra más cara de ese torneo. A Almaguer, no a González.

En toda la historia ha habido muchos...

Le digo, unos buenos, otros excelentes, otros regularzones, y otros verdaderamente troncos. 

Aquí le dejo la lista de la mayoría... 

Omar Bravo, El Patán Mario Vázquez, Kostadinov, Sebastian Abreu, Ariel Bogado, Sebastián Chamagol González, Aldo de Nigris, Osmar Donizete, Binha, Aílton, Laúca, Juan Manuel Guerra, Luis Ramírez, El Tin-Tan, Kléber, Gustavo Nápoles, Chuy Olalde, el español Luis García, Blas Pérez, Néstor Silvera, Jorge Santillana, Lalo Lillingstone, el chileno Mancilla, Emanuel Villa, Nacho Vázquez, entre algunos otros que no recordamos.  

En un día de partido, pongan a caminar juntos afuera del estadio al Abuelo Azuara y a Mancilla y verá que la ingratitud y la poca memoria los llevará a ensalzar al chileno y dejar a un lado al auténtico Abuelo...

Y de todos los que le mencionamos antes, seguro ninguno merece una estatua... pero... ¿Gignac?

No... tampoco. 

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