Excusas

Viernes 07 de febrero de 2020

"Tenemos que ser más inteligentes para manejar los partidos. Si nosotros tenemos el balón, no podrán hacernos daño; si lo regalamos, corremos riesgos.  Así de sencillo. No hay excusas, nos estamos matando solos".

Esto pudo decir don Turco Mohamed al final del partido ante Querétaro y ante Necaxa...

Pero no. Dijo esto: 

"Estamos bien físicamente, pero tampoco tenemos tiempo para trabajar. Lo apretado del calendario y el no haber tenido descanso nos juega en contra para encontrar el ritmo de trabajo y corregir. No tenemos tiempo. Está todo muy apretado, no ponemos excusas, seguimos jugando igual, pero no tenemos ninguna semana para hacer un ajuste".

Traducción: "No ponemos excusas, pero sí ponemos".

Esto que se lo crea su abuelita...

Claro, sus fans le perdonan todo. Al campeón se le perdona cualquier cosa 

Ante los Gallos perdieron por un error defensivo. Cuando Montes va sobre Nahuelpan y el Cachorro pierde porque llegó tarde, pero a la repartición de kilos y músculo. El delantero se lo quitó como quitarse una pluma del hombro de un soplido, tocó a un lado, Perlaza le devuelve de cabeza al espacio, mientras Montes acompaña a Ariel un metro atrás, dejándolo solo para que rematara a placer con esa volea que por poco rompe la red. 

Entendemos que, como sucedió en el partido ante los Rayos, los árbitros pitan todo, cualquier rozón lo ven como falta. Como en el basquet, que si le rozas la manita al tirador ya es faul.

Acá si les pasas cerquita a un atacante y se cae, es faul por echarle aire... y tal vez por eso marcó Montes sin mucha convicción.

Ante el cuadro del Necaxa, cabalgaban más o menos tranquilos hasta que se apareció el fantasma llamado minuto 90 y comenzaron a ponerse nerviosos los de azul y blanco con ese hermoso uniforme de equipo de softbol botanero de la Liga Municipal de Lampazos. 

Obviamente la presión de los Rayos creció y esto hizo que con menos espacio y tiempo para pensar que daba el equipo local, obligó a Rayados a cometer errores. Por eso se equivocaron dos o tres veces en los últimos dos minutos, deshaciéndose del esférico, despejando al centro, en lugar de tenerla.

Como cualquier equipo llanero, cuando la tienen le grita uno a otro: "¡Rómpela, weeey!"... en lugar de acercarse para tenerla y que se acerque el otro para apoyarse, y salir jugando, y tenerla, y tocamos y tocamos, y moverse a los espacios, darle la vuelta, al otro lado, atrás, salimos por el otro lado, la tenemos y la cuidamos... 

En lugar de hacer eso, hicieron lo que vimos esa noche: despeje desesperado al centro, abren, centran, van los rojiblancos al abordaje, les ganan de cabeza a los que miden 1.90, llega Noya y Ciao. Adiós, triunfo.

Dice el entrenador que no hay tiempo para trabajar.

Si no le entienden en un entrenamiento y lo trabajan por horas, en un solo día hasta que salga y el que no lo entienda, no juega... no sé a qué estamos jugando.  

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TIRO DIRECTO 

Qué bueno que regreso Adalid Maganda a la actividad arbitral. Pero que alguien le diga que debe dejar jugar más. 

No puedes llevar un partido a silbatazo limpio. No puedes marcar faul cada que cualquiera se cae o se deja caer. No siempre son faltas. 

Requisito sería que la Comisión de Arbitraje les exigiera haber jugado futbol, aunque sea en las cascaritas del recreo en la Primaria para entender. Pareciera que se preocupan más por hacer músculo en el gimnasio y lucir peinadito impecable, que entender las reglas. 

Dorantes, Narváez, González, Archundia, Galindo, Abel Aguilar, Urrea y Bonifacio ni en sueños pitarían en estos tiempos, por ser chaparritos, flacos o gorditos... pues les tengo noticias: aquellos eran mucho mejor que cualquier maniquí de peinado engominado que le pongas hoy enfrente. 

Por mucho.