VIERNES 19 ABRIL, 2024

Bajo la alfombra

Jueves 15 de octubre de 2020

El próximo martes 27 de octubre se cumplirá un año en que sucedió este incidente. El silbante Édgar Pablo Villa iba como cuarto árbitro en el duelo entre Puebla y Cruz Azul de la Liga MX Femenil.

El reglamento indica que las jugadoras --como ocurre en el caso de los varones-- si usan licras bajo el corto de juego, deben ser del mismo color. En el protocolo de revisión, Villa se puso a revisar a las chicas por la parte de arriba del pantaloncillo, es decir, por la cintura, para revisarlas, viendo en cada una la ropa interior que llevaban puesta, a pesar de haberle advertido que no llevaban licras, las revisó.

El Club Puebla Femenil se quejó formalmente en un comunicado ante la Comisión Disciplinaria por lo que consideró una invasión a la privacidad de las chiquillas, y tenían razón.

La Liga, en lugar de disculparse, asegurar que jamás volverá a ocurrir esto, indicar que en lo sucesivo esa revisión la hará una mujer árbitro, solo acertó a decir que no habrá sanción para el silbante porque "no se encontró una conducta que amerite castigo".

Probablemente si fueran las hijas de los directivos las que fueran obligadas a mostrar la ropa interior, pensarían de manera diferente.

Es posible que la Liga haya corregido porque no ha habido alguna otra queja, pero el respeto para las chicas siempre debe prevalecer y quien se pase de la raya debe ser debidamente sancionado.

Hay muchas irregularidades de ese tipo en el futbol como gente que se aprovecha de la ingenuidad de muchos padres y les cobran por "visorías", y pruebas avaladas, supuestamente, por clubes profesionales; hay entrenadores, preparados físicos y médicos que abusan sexualmente de los muchachos, como pasó en la Sub 20 de Veracruz.

En teoría, René Isidoro García, el entrenador de la Sub 20 y su auxiliar Carlos Cazarín estaban enterados. El Fiscal de Distrito y represente de jugadores Ángel Fuentes Olivares, "El Pato", obligaba a los muchachos a tener relaciones sexuales con él, a cambio de jugar. La investigación dice que García y Cazarín obedecían a El Pato.

Eso fue en 2018. El 3 de junio pasado, Fuentes Olivares fue hallado sin vida, asesinado a puñaladas. Detuvieron a tres muchachos, luego soltaron a dos y uno más está siendo procesado como presunto autor del homicidio.

Pero son de esas noticias de las cuales la Federación paga para que no se difundan, que nadie se entere y poder esconder la basura bajo de la alfombra.

Como aquella vez que, por líos de faldas, un portero argentino de un equipo de Primera, baleó al auxiliar del DT, y huyó a Argentina sin responder por su delito y allá consiguió equipo para seguir jugando... tranquilo y afebril.

Y acá, como si no hubiera pasado nada...

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El Tri hizo otro partido de preparación enfrentando al seleccionado de Argelia.

El duelo sirvió a los verdes mucho más que los jugados ante Holanda y Guatemala. El campeón de África mostró un equipo con mucho empaque, decisión y una técnica para jugar no propia de escuadras de ese continente.

Los Tata Boys sintieron la presión dura, cómo les mordieron a centímetros y les quitaron la pelota impidiéndoles jugar, como hicieron ante los holandeses que los veían, los marcaban a dos metros, en tanto que los argelinos se les pegaron como sanguijuelas.

Un Tecatito igual de enjundioso, un Herrera, mucho más participativo en los dos tercios de cancha de enfrente y un Jiménez que fue el más lúcido para saber a dónde moverse y qué hacer con la pelota.

Cuando se dieron los cambios, ya aquello se convirtió en una capirotada muy sabrosa; algunos desentonaron y firmaron su ficha de despido para un futuro, sobre todo dos o tres que cobran como estrellas y nadan de muertito en la flojita MLS.

Más allá del resultado, el análisis debe dejarle elementos a Martino para lo que viene y poder seguir viendo a Sepúlveda y Romo, tipos con suficiente personalidad y futbol para competirle a cualquiera.

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