Martes 13 de abril de 2021
En México nos levantamos el cuello y decimos que somos los más solidarios, los mejores anfitriones. Presumimos de tener siempre las puertas abiertas para nuestros visitantes y los brazos abiertos para todo aquel que pise nuestra tierra y toque en nuestras puertas, mientras no sea un extraño enemigo o, mejor dicho, un jugador naturalizado para nuestra selección. Ahí sí se convierte en un pecado capital y una aberración.
Quien ose convocar a un futbolista nacido fuera de nuestras fronteras debe arder en el infierno, sin antes ser expulsado de nuestro código postal para jamás ser perdonado, e incluso, ser señalado. ¿Por qué para unos casos sí somos los mejores anfitriones para los extranjeros visitantes y para otros casos lo vemos como si fuera una enfermedad contagiosa?
Un futbolista naturalizado es tan mexicano como cualquier otro. Tiene prácticamente los mismos derechos y obligaciones y, por supuesto, el mismo pasaporte. El que haya decidido naturalizarse como mexicano para jugar un Mundial es parte de la ambición del propio futbolista y no tiene nada que ver si quiere o no a México.
No veo nada de malo que no tuviera la suficiente calidad para vestir los colores de su país de origen, sobre todo, en jugadores argentinos o brasileños. Seamos sinceros, si tuvieran la calidad para vestir esas playeras no jugarían en la Liga MX sino en Europa.
El caso de Rogelio Funes Mori ha generado mucha polémica. Es un jugador que cuando llegó a México en 2015 se criticó mucho a la dirigencia rayada por no tener un gran palmarés como el que si tenía, por ejemplo, André-Pierre Gignac, con varios partidos disputados con Francia y el subcampeonato de goleo en la Ligue 1.
Sin embargo, a lo largo de estos casi 6 años de estancia en México, ha demostrado ser un tremendo goleador. Cuenta con 121 goles y está a punto de convertirse en el romperredes histórico del Monterrey. Actualmente es líder de goleo con 9 tantos (al 13 abril de 2021) y se ha convertido en una pieza fundamental para Rayados en los últimos años.
Si los números que ostenta los pudiera presumir otro jugador mexicano que participe en la Liga MX elegible para Selección, estaría sin duda convocado y no habría crítica alguna, pero el haber nacido en Argentina lo tiene como villano en estas últimas semanas.
Entiendo que hay más jugadores que podrían vestir la camisa del combinado nacional, la posición de 9 o delantero centro, llámese Henry Martin, JJ Macías, Alan Pulido, el mismo Chicharito, pero ninguno tiene números como los del Mellizo, e incluso, están lejos de tenerlos, por lo que la necedad de criticarlo es netamente su acta de nacimiento.
Si es posible convocarlo, ¿por qué no hacerlo? Insisto, en una Selección deben estar los mejores. Y si a esto le agregas que se viene Copa Oro, Juegos Olímpicos, Eliminatorias Mundialistas, Nations League de CONCACAF y amistosos en Estados Unidos, creo que hay suficiente espacio para tenerlo en cualquiera de estas competencias, no tenemos tantos delanteros como para echar mano de ellos en tantos partidos y competencias.
Veo con buenos ojos su inminente convocatoria, e incluso la aplaudo. Con la ausencia de Raúl Jiménez es necesario un jugador de la talla del Melli. Hay que darle el beneficio de la duda, que se pruebe y entonces más adelante veremos si merece o no estar regularmente en la convocatoria. Ojalá y dejáramos de lado esa mentalidad de “la selección mexicana sólo para mexicanos nacidos en México”, basta de hipocresía disfrazada de nacionalismo. Busquen las convocatorias de los mejores, siempre hay jugadores nacidos fuera de su territorio. Estamos en pleno Siglo XXI, ¡no manchen!
Twitter: @sergiotrevino9