¿TRABAJO INVISIBLE?

Martes 07 de octubre de 2025

Hay jugadores que, por gestos técnicos de alto nivel o golazos, le terminan por gustar a la tribuna. Otros logran el reconocimiento por los esfuerzos individuales y unos más que encuentran el brillo a través de juntar el talento con el cumplimiento de las indicaciones del DT. Un ejemplo reciente de estos es Óliver Torres.

El español tardó un tiempo en adaptarse al futbol mexicano, pero comenzó a sumar adeptos en el cierre de la Liguilla del Apertura 2024 a las órdenes de Martín Demichelis. Después de superar todo lo atípico a clima, condiciones futbolísticas y ritmos de lo antes conocido, Torres logró ser el regulador de los albiazules.

Hoy en día, cuando Torres ya ha estado más tiempo en Monterrey y ha colindado con Domènec Torrent, el ibérico ha encontrado una de sus mejores versiones y no mucha gente lo ve. Acostumbrados a futbolistas de garra y que con balón pudieron no ser tan dúctiles, el mal del futbol mexicano es despreciar lo no conocido o, en este caso, a los centrocampistas de balón.

Óliver ha tenido uno de tantos roles en Monterrey y al ataque se ha convertido en un arma que ataca el intervalo central-lateral (espacio entre ambas posiciones). ¿De qué sirve? Basta con ver el primer gol de Germán Berterame en el Caliente, ganando un segundo extra del europeo para el naturalizado mexicano con un control exquisito.

Puede ser que el futbol se vea desde diferentes perspectivas, distintos puntos de enfoque, pero el análisis conlleva verlo desde un punto sin prejuicios. El juego del dorsal 8 no se debe medir por cifras y, con esto encima, ostenta 4 participaciones de gol en el torneo. Tiempo al tiempo.

X: @quirino_galvan