Betsy Hernández

URGE RECONSTRUIR

Miércoles 10 de diciembre de 2025

Chivas pertenece a ese grupo privilegiado de clubes que ya saben lo que es levantar un título en la Liga MX Femenil. Sin embargo, su último recuerdo de gloria se perdió en el 2022, y desde entonces, el panorama cambió tanto que hoy cuesta reconocer aquel proyecto competitivo, equilibrado y protagonista que peleaba de tú a tú con las potencias de la competencia. Sin embargo, parece que por fin viene una reestructuración seria. 

El deterioro no ocurrió de la noche a la mañana. Chivas pasó de ser un equipo con identidad y peligro en cada una de sus líneas, a uno que sobrevive únicamente gracias a destellos individuales. Ya no hay conexiones, ya no hay agresividad ofensiva ni un plan claro; apenas un futbol centrado en resistir y esperar a que uno de sus talentos marque la diferencia.

Y cuando eso sucede, la presión se vuelve asfixiante para quienes cargan con la responsabilidad: Alicia Cervantes, Carolina Jaramillo y Blanca Félix. Tres nombres destinados a sostener un proyecto que, en términos colectivos, simplemente dejó de funcionar.

Por eso, no sorprende que se hable de reestructuración. De un sacudón inevitable. Las señales están ahí: rumores fuertes sobre la salida de figuras como Carolina Jaramillo, Dana Sandoval o Aracely Torres; y, al mismo tiempo, la inminente llegada de refuerzos como Mayra Pelayo y Jasmine Casarez —quienes ya se despidieron de Xolos y Juárez, respectivamente— apuntan a un intento sincero por corregir el rumbo.

La diferencia respecto a otros mercados es que, esta vez, los movimientos parecen tener sentido. No se trata de fichar por fichar, sino de reforzar con criterio, de encontrar perfiles que devuelvan al equipo la intensidad que perdió, las ideas que dejaron de existir y la competitividad que alguna vez lo caracterizó. Chivas necesita futbolistas que eleven el estándar, no que lo empaten.

El momento es crítico. El proyecto de Antonio Contreras ya genera dudas, y no pocas. La falta de resultados erosionó la confianza y hoy sus ideas parecen incapaces de rescatar una estructura que, aunque dañada, sigue contando con talento aprovechable

Pero quizá el mayor foco está sobre Nelly Simón. Tras años en la dirección deportiva que comenzó con impulso y ambición, fue bajando la guardia del lado gerencial hasta permitir la caída libre del equipo. Las decisiones tardías, las salidas dolorosas y el deterioro silencioso de la plantilla no pueden explicarse sin mirar hacia arriba.

Chivas Femenil necesita reinventarse. No por capricho o presión del entorno, sino por supervivencia deportiva. El nombre y la historia no alcanzan para competir. El prestigio tampoco. Se está a tiempo de reconstruir, pero esa ventana no permanecerá abierta por mucho. 

La directiva tiene finalmente una oportunidad para enderezar el camino: usar el mercado para recuperar la fuerza perdida, reactivar al equipo y devolverle una identidad que hace rato se extravió.

Porque si algo está claro es que Chivas no puede seguir viviendo de glorias viejas ni de individualidades que, por talento, se resisten a dejar que el proyecto se derrumbe. Es ahora o nunca.

X: bachi_hm1994

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Betsy Hernández