Lunes 07 de septiembre de 2020
Pablo Guede hizo muchos cambios desde que llegó a Xolos. Modificó estrategias, varió jugadores para un mismo puesto, se quitó de encima lo descartable para el equipo y hoy confía más en el proceso antes que en el suceso. Y en Tijuana, lo aguantan.
Frente a Rayados y después de siete fechas donde venían trapeando feo a Xolos, Guede encontró la manera de acomodar el equipo. No es muy común ver un parado con tres centrales y carrileros que ofrezca tanta determinación ofensiva. Xolos lo hizo. El chiste no está en el modelo, sino en los ejecutores.
Mohamed supo meter una línea de 5 en ciertos partidos, pero los resultados no han reflejado las virtudes de ese plan. También hay que tener jugadores para hacerlo, pero sobre todo futbolistas en un buen nivel o con una adaptación práctica al puesto. Guede lo consiguió en este partido.
El Xolos del viernes fue lo más cercano a la idea que pregona el entrenador. Sin demasiados nombres propios y con muchachos muy obedientes, Guede puede intentar hacer lo que quiere: presión y rapidez de ejecución para ganar tiempo y distancia con la portería rival. La cuestión será sostenerlo.
Rayados nunca había sufrido semejante desconcierto en los 25 minutos iniciales de un partido donde no le prestaron la pelota. Xolos jamás había jugado así en el año, al menos, con ese dominio tan constante y cargado de explosión.
Fabián Castillo fue el eje de todo, rompió por adentro y contó con Laínez y Gómez como conectores por fuera. Guede estudió a Rayados y lo anuló. Igual, el equipo de Mohamed tuvo mejores números en el partido en varias referencias, pero lo que vale no es la suma, sino la efectividad. Xolos fue más práctico.
Ahora bien, ¿qué hizo Rayados? Monterrey hace rato que no logra balancear la estructura. El mediocampo no ha encontrado la estabilidad. Es increíble cómo vulneran muy fácil esa zona en todos los partidos. Xolos se lo ganó desde ahí. Castillo edificó todo desde esos huecos, aprovechando libertades, descuidos y errores.
Kranevitter es la versión más austera y barata de lo que era alguna vez. Quien lo conoce desde River confirmará su momento. Mohamed lo pone por lo que fue, no por lo que es.
Celso Ortiz ayuda, pero tampoco es la pureza del puesto. Con o sin él también se los comen en el medio. Avanzar desde ahí no es el problema. Contener en esa zona es un fracaso. Mohamed lleva mucho tiempo, más que Guede, en tratar de encontrar soluciones a ciertos interrogantes que los triunfos suelen esconder.
No se necesitan nombres consagrados o figuras para armar un buen equipo. Rayados tiene muchos jugadores de aparador aburguesados, sin estatura.
Tener a Meza o Layún en la banca "es la envidia de varios clubes", dicen algunos como expresión superficial y cajonera. Para Rayados es todo un problema salarial semejante desperdicio.
Y hay más: Janssen y Funes Mori no pueden jugar juntos. Lo decimos desde hace un año. Es uno o es otro. Cuando uno juega bien, el otro no existe. Nunca se han complementado. En Tijuana le tocó trascender al argentino y se hundió en la nada el holandés. Y así se la llevan.
El juego en el Caliente dejó algunos mensajes: que Xolos no es tanto como se decía que era hasta hace algunas fechas atrás y que Rayados sólo es diferente cuando trae puntería. Sus fisuras, no se han arreglado.