Lunes 15 de junio de 2020
La intempestiva decisión de Cemex de remover la cabeza de Sinergia Deportiva, el brazo ejecutor de la cementera que administra a Tigres, no ha sido una idea alocada ni muchos menos planeada.
Fue, definitivamente, una decisión motivada por la necesidad de un cambio en caliente por razones político-administrativa cuyas grietas jamás saldrán a la luz por conveniencia de las partes.
De todos modos, en la penumbra de esta historia hay una obvia realidad: Miguel Ángel Garza no se fue de Tigres por la puerta grande. Una situación extraña y una señal de que, obviamente, algo no estaba bien.
Un directivo que durante mucho tiempo logró ser productivo y exitoso, es raro que se vaya de un club minimizado en la frialdad de un comunicado.
Eternizarse en el poder es canijo. Después de un tiempo, y en la mayoría de los casos, no sólo uno es dueño de tus actos, sino que cree serlo de todos y es en esta etapa donde aflora cierta tiranía y brincan los problemas.
La conducción de Sinergia Deportiva ha estado en la última década lineal a una causa. Ganó muchísimo músculo a la par de los trofeos deportivos obtenidos. Se hizo inmune a todo. Se hizo autosuficiente, indomable y sorda, si se quiere, a los cuestionamientos. Incluso, de aficionados, el principal sostén popular para el negocio.
#Tigres | El Tigres que encontró ahora Alejandro Rodríguez, no es el mismo que dejó dos años atrás. La opinión de @Mario_Sanchez1. ????
— ONCE Diario (@oncediariomx) June 15, 2020
???? Una directiva reciclada en Tigres.
???? La extraña salida de Miguel Ángel Garza.
???? El club que encontró el Inge Rodríguez.#SomosONCE pic.twitter.com/gcjiURYMDs
El regreso de Alejandro Rodríguez a la presidencia no es más que un nexo con el pasado reciente, un refresh, pero con en contexto: ha tomado a un Tigres diferente al que dejó hace un par de años.
Al Ingeniero le tocará conducir una etapa de renovación desde lo administrativo y futbolístico. Le tocará rearmar una nueva estructura dirigencial y deportiva, tendrá que lidiar con los pleitos heredados en FIFA y TAS, además de hacer equilibrio en una época crítica para la economía en tiempos de COVID.
Sin embargo, si algo hay que rescatarle a Rodríguez, entre otras virtudes como profesional y directivo, es su capacidad para domar terrenos movedizos. Desde el rigor, pero con mucha diplomacia y convencimiento.
Su retorno a los 81 años no es sólo en carácter honorario ni mucho menos asesor. Volvió con la responsabilidad y obligación de acomodar lo que se supone estaba desacomodado en Tigres y mirar hacia la nueva normalidad del futbol para explotar de otro modo el negocio.
Sinergia Deportiva ha logrado construir un imperio dirigencial con el Ingeniero a la cabeza, pero detrás de él no se ven nuevas caras. Éste es el punto: el futuro dirigencial a corto plazo sigue siendo un problema.
No tiene por qué cambiar el modelo, pero sí a Tigres le urge una quirúrgica renovación desde la oficina hasta la cancha.