SÁBADO 20 ABRIL, 2024

Cómo y qué tan bien se defiende

Domingo 24 de enero de 2021

El “scouting”, ese método tan útil para desmenuzar a los equipos, hoy nos lleva a la organización defensiva. Se trata de analizar el momento donde no se tiene el balón y observar el desarrollo de las acciones adecuadas para prevenir el ataque rival.

Aquí, fundamentalmente, tenemos que tener en cuenta las posibles estructuras utilizadas por los equipos, ya sea en el primer tiempo vs. el segundo tiempo, en diferentes resultados, partidos y contextos (local y visita). Se analizan también cómo se defiende en conjunto, individualmente y, en zonas específicas (última zona, media cancha y zona defensiva).

Uno de los focos importantes de la observación se centraliza en la estructura y posicionamiento del bloque (y la relación que se tiene sobre el control del balón), pudiendo el mismo ser alto, medio o bajo.

Sea cual fuere el posicionamiento del bloque, importa percibir cómo se presiona (si en bloque, por líneas o individualmente), cuáles son los principales estímulos o referencias visuales para salir a presionar y cómo se controla.

Pero también cómo se cierran los espacios y si se intensifican las zonas de presión y sus movimientos de recorridos (horizontal vs. vertical, velocidad y posicionamiento de cobertura y compactación).

Debemos estar atento y registrar los espacios más expuestos del rival (eventuales a explorar), tales como entre líneas, en profundidad, a espaldas de la línea defensiva, entre defensas y de igual manera cómo el adversario conecta el momento de transición ofensiva con la recuperación del balón.

Apuntamos también a la capacidad de marca del rival, ya sea individual, zonal o si persigue a los rivales, cómo se comporta el equipo en las reducciones de los espacios y compensaciones defensivas.

Otros aspectos a observar es la agilidad, la movilidad y la capacidad de orientación defensiva, el posicionamiento en relación al bloque y la agresividad.

En lo que toca a las zonas específicas y empezando sobre la última zona (primera línea defensiva), se intenta percibir cuál o cuáles son los jugadores que inician la presión. Si son los delanteros, o se si mantienen en vigilancia ofensiva vs. presión sobre la primera fase del rival.

Si realizan el llamado “invited presing”, o sea, si llevan el rival a una zona más favorable para recuperar el balón (por dentro o por fuera). Se observa también el nivel de intensidad de la presión y riesgo (¿nos orillan a jugar en largo?) que puedan hacer sobre nuestra primera fase de construcción.

Por otro lado, se debe percibir el nivel de desorganización y si el rival nos permite salir a jugar, y cuáles son las mejores posibilidades de salir de la presión (laterales, medios o si es en largo).

Sobre media cancha (segunda línea defensiva), el rival puede adoptar una zona (pasiva) o una zona de presión (activo). Aquí analizamos la compactación y distancia entre líneas y jugadores (que espacios existen), si existen jugadores entre líneas (híbridos) y cuál es su comportamiento.

Además, si existen acciones para perseguir como el movimiento hacia la portería, de achicar el espacio, diagonales interiores o con recepción de espaldas.

Sobre la zona defensiva (última línea defensiva) contemplamos al portero (principales errores, segundos balones y posicionamiento en relación a la línea defensiva), la capacidad de los centrales por arriba y su control en el achicar/acortar el bloque, posicionamiento y la actitud de los laterales (abierto, cerrado o cobertura).

Es importante también la respuesta y posicionamiento de toda la línea para con el primer y segundo balón (espaldas o por delante), las principales referencias de marca individual y, cuál o cuáles son los jugadores que más fácilmente pueden hacer faltas…o penalti. Cómo verán, hay que estar en todos los detalles, aunque muchas veces no todo salga como queremos.

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