VIERNES 26 ABRIL, 2024

Herrera lo empeoró

Lunes 16 de agosto de 2021

Con Miguel Herrera, Tigres se ha alejado de lo que alguna vez fue y está muy lejos de lo que quiere ser. Juega como puede, sin definiciones concretas, sin futbol y sin gol.

El diagnóstico definitivamente no es bueno porque Tigres trae viejos síntomas y vicios que dañan al molde nuevo. En otras palabras, Herrera quiere meter su idea en la herencia que le dejó el modelo Ferretti y la cosa así no funciona.

De hecho, frente a Puebla, Herrera se salió de su eje y no propuso volantes interiores y tres puntas, sino que tuvo que volver al esquema más amigable para este grupo: dos contenciones, dos extremos, un media punta y un “9”. O sea, a lo Ferretti y ni así.

Tigres no se renovó, sino más bien que, con los mismos jugadores, giró hacia un patrón futbolístico que desconoce. Sin el balón en sus pies, el equipo pierde referencias y volumen. Pierde seguridad y equilibrio. Frente a este contexto, Herrera lo revolucionó y Tigres empeoró.

La decisión del técnico de mandar a Tigres al ataque provocó que un equipo acostumbrado al control posicional quede expuesto a una altísima vulnerabilidad. Si a eso se le suma que no produce goles, corre mayor riesgo de que se los metan, porque Tigres va y no vuelve con la misma intensidad.

El problema es de sistema, sí, pero también de jugadores. Está bueno darle otro enfoque a un equipo, pero nunca es recomendable hacerlo con la mayoría de los elementos adaptados a otras formas.

Lo lógico es cambiar también de futbolistas y mientras Herrera siga haciendo experimentos, mayor será el divorcio entre DT y el equipo.

Herrera tiene que replantear, ya no lo que quiere, sino lo que puede hacer con los jugadores que tiene.

Herrera vendió un Tigres al que nunca dimensionó. Se llenó la boca de promesas, pero la realidad se lo comió porque probablemente haya medido su plan en función de los nombres, pero no desde la edad ni el nivel individual y colectivo de un equipo cansado que ya venía pidiendo a gritos recambio.

A Tigres le llegan por todos lados y se llena de amarillas y expulsados. Ataca a la brava y defiende a lo bruto. Eso habla de un descontrol táctico, pero también emocional.

A estas alturas, Herrera ya se habrá dado cuenta que el Tigres que imaginaba no es compatible con los jugadores que tiene. Ferretti, más que un equipo, le dejó un lastre, y Herrera hoy se está asfixiando con su propio humo.

    

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