SÁBADO 27 JULIO, 2024

Un 'robo' de identidad

Miércoles 22 de noviembre de 2023

La tercera Semifinal del Clásico Nacional fue de Tigres Femenil, igual que las dos anteriores. Nada nuevo. Rayadas se quedó masticando su propio coraje, quizás por su incapacidad colectiva o, lo que es lo mismo, por no lograr el cómo imponerse a su adversario.

Rayadas tiró de todos los recursos posibles durante la temporada. Le fue tomando el pulso correcto al sistema de juego y el equipo aprendió a estar “cómodo en lo incómodo”, como señaló Valeria del Campo en entrevista hace unos días.

Vaya, no fueron palabras huecas, sin embargo, a la hora buena en la cancha del Uni, Rayadas no ubicó las referencias ni encontró soluciones desde el banquillo ni desde el palco donde Eva Espejo, expulsada, sufrió bastante.

Lo que queda claro es que en esta clase de duelos los estilos pueden llegar a no imponerse y, entonces, entra el dominio de las áreas.

La contundencia del 3-1 de temporada regular se esfumó en los pies de Jermaine Seoposenwe y Chinwendu Ihezuo, casualmente dos de las tres anotadoras de aquella estridente noche para las albiazules.

Se entiende que el disputar un Clásico puede hacer que los planes de juego se caigan y el ímpetu se imponga, pero no se puede especular con eso durante todo el encuentro y Rayadas lo hizo: no tuvo paciencia para hilvanar ataques y se partió ante la desesperación, siendo víctima de los cambios obvios de Milagros Martínez.

El equipo se vio desprotegido en el terreno de juego y sin su líder en el banquillo, se perdieron entre los recuerdos de las eliminaciones pasadas, las ganas de ir por el gol y no poder, además de sentir el calor del Uni en el desahogo de tensión por el tanto de Stephany Mayor.

Una vez más, Rayadas se quedó en la orilla, con la novedad de que cuando regresen, Eva Espejo ya no estará en la banca.

Llegaron refuerzos, cerraron de manera perfecta, las caudillas tiraron del carro y Eva iba por su segundo trofeo, pero frente a todas esas buenas nuevas, llegó el desenlace de siempre.

No fue un robo arbitral, sino un robo de la identidad que ya había generado para encarar momentos difíciles.

X: @quirino_galvan

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