DERRIBANDO MUROS
Jueves 13 de noviembre de 2025
Jacqueline Ovalle ha marcado una época. Cada paso en su carrera ha sido una declaración contra los límites de lo posible. Dejó su nombre grabado en la historia de Tigres Femenil, se volvió indispensable para la Selección Mexicana y, ahora, desde el extranjero, continúa derribando los muros que muchos todavía pretenden mantener en pie.
Su llegada a la liga estadounidense no fue un salto de fe, sino una evolución natural. Ya anotó, asistió y demostró que su futbol puede hablar cualquier idioma. Pero antes de cruzar fronteras, dejó un legado que todavía resuena: aquel gol frente a Chivas, el llamado "camaroncín".
Una anotación tan rara como brillante, tan polémica como innegablemente suya. Fue una jugada que dividió opiniones, que generó debate, y que, finalmente, le dio una nominación al Premio Marta 2025, el equivalente del Puskás para la categoría femenil.
Lo suyo no es solo talento, es una forma distinta de entender el futbol. Cada toque, cada conducción y cada disparo de Ovalle parecen recordar que el juego también puede ser arte, intuición y audacia. Desde que irrumpió en Tigres, quedó claro que estábamos frente a una jugadora diferente.
Hoy, mientras su nombre brilla entre las once nominadas, se confirma lo que muchos ya sabíamos: el futbol de Jacqueline trascendió hace tiempo las fronteras de la Liga MX Femenil, siendo aquel gol no solo una genialidad técnica, sino una declaración de identidad.
Su realidad es una consecuencia de años de trabajo silencioso, de constancia y de ambición. Mientras el futbol femenil mexicano aún busca consolidar su peso internacional, Ovalle ya está en otra liga, es del tipo de figuras que inspiran y abren caminos.
Porque si algo ha dejado claro es que su techo no está en México, ni en una nominación, ni siquiera en un premio. Su techo, si lo hay, está en redefinir lo que significa ser una futbolista mexicana en el mundo: una que no se conforma con ser buena, sino con ser inolvidable.
X: @bachi_hm1994
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